Akelarres de las sectas partidistas

Las sectas que concurren a las elecciones agrupadas en diferentes listas y circunscripciones, celebran antes del inicio de las vacaciones sus akelarres satánicos. El reparto de poderes, el pago de favores, y los innumerables trepas son premiados o castigados según diferentes criterios ininteligibles para el común de los mortales, ajenos a la sociedad satánica cuasi-secreta.

El PP hace varias semanas, y la coalición nazi PSO-ETA durante este fin de semana, protagonizan numerosos espectáculos vergonzosos, donde la democracia que todos escupen por sus bocazas queda arrinconada tristemente. Señores, antes de hablar, lávense la boca. Reparto a diestro y siniestro de cargos, puestos, candidaturas, y favores, por aquella felación, por aquella violación, o por aquella tragadera que valió puntos dentro del aparato partitocrático.

No les creo. Ni a unos, con el Mariano de los Complejos, que jamás presidirá un gobierno español. Vendido a no se sabe quien, ni que. Cambio de rumbo, traiciones varias, y engaños. La gente no es tonta, Mariano.

Ni a los otros, a los que tenemos calados desde los 100 años de honradez chequista, golpista y dictatorial, de cal viva y corrupción galopante. Los de la ceja arqueada, los del crimen de Estado y los del golpe de estado el 11 de marzo.

La Sociedad Española ha tenido una gran alegría con el triunfo final en la Eurocopa de Fútbol, que ha servido para agotar banderas nacionales, para unir a los ciudadanos, para celebrar en todos los rincones, incluídos los territorios comanches del miedo, la verguenza y el terror. Estamos contentos con nuestro equipo, pero el desGobierno del miedo y la secta sigue dividiendo, profundizando en una crisis económica que acabará con el imbécil de ZP. Tiempo al tiempo.

Toca apretarse el cinturón, los tipos de interés del BCE y la Economía, no van a ayudar. Eso si, como dijo otro ex ministro idiota, la culpa es de Bush. De cualquiera excepto del equipo de filoterroristas al mando. A por ellos. Acabemos con esta pesadilla de una santa vez.



-.Roberto Cuper